domingo, 18 de abril de 2010

Poesía Basura y otros Engendros
Creo que por honestidad y sentido del deber nunca mas debo referirme a mis jerigonzas y galimatías como Anti Poesía, ya que este genero definido y aceptado es otra cosa, mas respetable y seria, con el paso del tiempo Nicanor Parra parece un intelectual, esto es mas Punk, lo mío es Poesía Basura ( Trash Poetry, suena bien) . Lo mas seguro es que en mi sideral ignorancia este apropiándome de algún termino ya inventado pero si resulta así quizás sus miembros me permitan infiltrarme entre sus filas, con la malsana intención de escribir estas cosas. Así que me manifiesto por lo pronto y temporalmente Poeta Basura (basura mi poesía y basurilla de la mala yo también).

Ya la noche se esta haciendo vieja
y la lechuga sale a pastar.
Ciento diez vacas guardan sus nidos
Industriales ha vuelto a ganar.


Por el maltrecho filo de La Habana
También llamado por otros el Malecón
Hacen equilibrio los transhumantes delirios
de Putas, Santeras y Borrachos.
Solo a veces suele caer alguno
Y milagrosamente lo hace siempre
hacia adentro, hacia la tierra.


Desde que supe lo del pobre chino
que cayó en un pozo.
y que sus tripas se hicieron agua.
Ni arre pote, pote, pote, ni pinga
Perdí la sed
en su memoria.


Agua pa´ti, agua pa´mi
agua pa´Sthendal y pa´Dalí.
Hasta que brille la cacerola
luego freímos el colibrí.


Placidamente duermen los erizos
de la playita de dieciséis.
Tranquilos y seguros
sacan las puntas de sus púas
como amenazando con pinchar al sol.
Los muchachos no los pescan.
No se comen erizos en la isla
del hambre punzante y certera
donde los chicos sueñan con McDonals
mientras sus novias se comen las flores.


El sol se rasca sobre la ciudad
dejando caer sobre las azoteas
un finísimo polvo de fuego.
Como si fuera la caspa de dios.
Una señora lleva una jabita llena de deseos
Para cambiarlos por fe en el mercado
Allí hay de todo
buñuelos de viento del norte,
flores y el pimentón de teñir
sueños de mierda
Alguien pregona cantando
algo para la fiebre de los platos vacíos
Yo cuento mis monedas
para comprar tristeza.
¿Será cierto que el amor es ingrávido?
Que el corazón siempre espera,
que aunque la distancia sea el olvido
algunos no conciben esa razón.
Yo he visto morir a cupido apuñalado
y ya no me creo nada.


Ya no queda nadie en la manigua, todos los Mambises han desertado. La sombra de Elpidio Valdés se balancea dibujando interrogantes sobre la hierba, nuestro pequeño General cuelga de una Ceiba.
En el sótano de mi memoria hay unas mazmorras para torturar muñequitos rusos.
Matías Pérez aterrizo cautelosamente, sintió ruidos entre la maleza y se acerco. Cuando vio a las criollitas de Wilson singando con Matojo y a la Calabacita fumando marihuana se dio cuenta que estaba muerto y había ido al paraíso de los dibujos infantiles cubanos.