sábado, 27 de marzo de 2010

LA GOZADERA REIVINDICATIVA

Tampoco llegué muy lejos con lo de las marchas y manisfestaciones masivas, aunque eran la mejor combinacion entre los carnavales y los desfiles militares. Estas cosas solo las disfrutaba por la television (creo que era el unico) y por la ventana de mi casa.

Una de mis imagenes mas recurrentes de esta etapa -la tengo grabada para siempre en mi memoria- era la de un grupo de muchachas con unas camisetas que llevaban la cara de Fidel y a la altura de los pómulos de éste les quedaban los jovenes pechos henchidos de fervor revolucionario. En medio del frenesí y la pachanga, daban saltos mientras gritaban alegremente : “!El que no salte es yanki, el que no salte es...!” La verdad que saltaba todo, no parecia haber ni una sola teta contrarevolucionaria por alli. Luego entonaban un: “!Señores imperialistas , miren como tiemblo!” y se sacudian provocando un tembleque pectoral, produciéndome un cosquilleo que es lo mas parecido al sentimiento patriotico que he conocido. Inclusive hasta hoy mismo.

De mayorcito tampoco hice el servicio militar, me libré por mi ya famoso sonambulismo, que en otras ocasiones tantos goces me habia impedido. La verdad es que este tipo de juerga a mi no me llamaba la atención, pues no habia muchachas y era como un poco heavy irse de ronda entre tipos armados por la selva africana donde organizaban aquella rave.

En la reserva no me aceptaron, esas cosas alli funcionan a nivel de barrio y como todos me conocían, no dudaron en privarme del cumplimiento de ese deber. Sin embargo, me remitieron a las MTT, Milicias de Tropas Territoriales que era otro tipo de guateque pero de gente ya mayorcita.

Alli me fui, ya que me dijeron que iban muchas señoras de buen ver -que alli llamamos Tembas- y que gozaban de cierta famita de mujeres libres y desprejuiciadas. Eran las tipicas que se apuntaban a un bombardeo con tal de no estar en casa aguantando a la familia ni luchando contra la cocina de «luzbrillante» (entiendase keroseno). Ellas preferian ir a disparar a monigotes y marchar un poco con aquellos pantalones de milicianas que les hacian un culo increible.

Al poco rato estaba ya en el medio de un campo de tiro situado en la misma costa de la Habana del Este, donde habia un montón de jubilados , muchos de ellos con unos espejuelos (gafas) de fondo de botella y armados con fusiles AKM rusos. Estos disparaban a unas siluetas que -les juro- las veia como parecidas a mi. Estaban dispuestas con el mar a sus espaldas para que los tiros no fueran a parar a la Habana Vieja sino al horizonte, yo hasta crei ver un montón de peces flotando y hasta algun buzo malherido.

En esa época estaba yo en plena etapa de modernidad juvenil o sea en toda la «frikandá y el pepillaje», asi que iba con un pitusita (jeans) tres tallas mas pequeño, que ademas habia entallado exageradamente y un pulovito (t-shirt) con unos circulos concentricos asi como que psicodelicos. En realidad parecia una diana. En estas condiciones, no podia ni levantar mucho las piernas al marchar militarmente y enseguida empezaron a reirse de mi y a mirarme como a un bicho raro. Asi que al rato me llamaron de la tienda de campaña que hacia las veces de comandancia y cuando yo creia que me iban a dar un uniforme, me salió el comandante de aquel batallon geriatico. Éste dio dos vueltas alrededor mirandome de arriba a abajo y me dijo en un tono muy marcial :

- “Vamo a ve compañero, ute se cree que eta son forma de defender la revolucion, ¡vayase ute de aqui ante que alguien le meta un tiro en medio de la blusita esa que lleva!..¡ Si e que parece ute un tiralblanco!. !Arreglao etamos si la defensa de la patria va a eta en mano de mamarrachos asi!”

Y otra vez fui apartado de la posibilidad de participar en la gran parranda de la lucha por un mundo mejor.

La unica preparacion militar que hice en mi vida fue cuando estudiaba telecomunicaciones en un instituto de La Habana. Alli, el Mayor Zapato (creo que se apellidaba asi) nos explicaba la trayectoria curvilinea del proyectil que, disparado, producia una elipse con tendencia a caer por la gravedad según las condiciones. Alguien le pregunto que pasaba si, por accidente en los apuros de la guerra, el fusil era tomado al revés, o sea con el gatillo hacia arriba. Entoces ¿hacia donde describiria la curva su recorrido? A lo que este preparadisimo instructor respondio : “¡pue pa'rriba, coño!”

Como era de esperar, poco me duro el jaleo, pero esta vez no fui expulsado deshonrosamente sino todo lo contrario. Fui licenciado con honores por haber caido herido aunque, si bien no fue en combate, por lo menos si fue por un arma. En la primera y ultima clase práctica a la que fui, nos dieron un fusil a cada uno para enseñarnos sus partes y su limpieza. Teníamos que desarmarlo y volverlo a armar contra reloj. Cuando me toco a mi, me puse tan nervioso que se me solto el cargador (que son de puro hierro)y me cayó sobre el dedo gordo de un pie, me produjo un dolor tremendo y una verguenza mayor, asi que, como cada vez que me sentia en medio de un lio gordo, me desmayé. Fui llevado en parihuela de una heroica manera hasta la enfermeria, donde una bella estudiante de enfermeria me curó y me hizo el sana que sana. Esta es la mayor sensacion que puede sentir un soldado y yo puedo presumir de haberlo vivido.

Me enyesaron el pie en el hospital y yo sentía que todo el mundo me miraba como a un héroe, me llevaron a mi casa y llegué con una cara de martir y mas orondo que un veterano de Angola con dos brillantes en los bolsillos. Mi madre - en plan Mariana Grajales pero al revés- empezo a gritarles :_”!Que le han hecho a mi pobre niño!” y los saco de alli escobazos.

Al final no era para tanto, pero el mayor Zapato me queria tener lejos de alli, y me decia cada vez que me queria incorporar, que la patria se defendia desde diferentes bastiones a lo que yo le contestaba que lo mio era un bastón no un bastion, pero me daba largas .

Al cabo de tres o cuatro meses, me dejaron hacer la prueba de orientacion en el terreno. Nos metieron en un camión, nos llevaron a un sitio cerca de un puerto mercantil entre La Habana y Matanzas, nos dieron unas cordenadas y nos soltaron en el medio del monte en grupos de a cinco. A mi me entraron ganas de cagar a la media hora de camino, lo cual aprovecharon mis compañeros para abandonarme hartos de oirme cantar himnos revolucionarios de esa manera, y me perdí.

Despues de caminar durante horas me di cuenta de que estaba dando vueltas en circulo pues siempre pasaba por la marca inicial de partida, que no era mas que el mojón que habia echado antes. Me empecé a preocupar, al rato me di cuenta que, si me subia a un arbol, podria ver algo mas allá. Lo hice y vi a lo lejos el mar, el problema lo tuve para bajar del arbol, lo que intenté muchas veces hasta que sin querer encontré la manera y me cai. Me dirigí hacia el mar y cuando llegué estaba anocheciendo, no habia ni un alma, ni una dichosa carretera para poder seguir. Yo estaba cansado y adolorído, se me habían pegado todos lo guisazos, cardos y ortigas, que no quiero ni para el cruel que me arranca el corazón con que vivo. Tenia toda la ropa rota y manchada de fango, asi que me eché a descansar un poco y me dormí.

Me despertó un ruido y al incorporarme habia tres tipos con cara de malos que me rodeaban, iban armados con cuchillos y machetes y llevaban todavia el uniforme gris de los presos asi que no me quedaba duda :!Estos no eran revolucionarios! Uno de ellos me preguntó que cojones hacia yo alli y le dije que me habia perdido buscando el norte, asi que se miraron, se empezaron a reir y me dijo el mismo tipo :

- “!Asi que buscando el norte!”, vaya casualidad, igual que nosotros... Este es de los nuestros, justo nos hace falta uno para remar y para hacer equilibrio en el bote. Te has puesto de suerte cabrón..., arrea que nos vamos pal yuma.

Cual fue mi horror cuando me di cuenta que estos eran unos presos fugados que intentaban irse a los EE.UU en un bote robado. ¡Jesus de la teologia de la liberacion! nada menos que para el corazón del enemigo , para el monstruo al que Marti le conocio hasta las entrañas, al imperio mas malo de toda la galaxia, y claro, me desmayé.

Esta vez al despertarme estaba ya en alta mar, yo creo que estos delincuentes me habian cogido como provisiones, pues yo no valia para remar ni para nada, asi que preferia que me comieran en caso de extrema necesidad antes que poner un pie en Miami. Por suerte el viaje duró poco y al par de horas nos deslumbró una cegadora luz que resulto ser de una lancha guardafronteras y con un sirenazo, dos rafagas y cuatro se identificaron. No tuve tiempo de reaccionar y ya los tres presos se habian dejado caer al mar y se iban nadando. Yo me quedé solito y quieto en el bote poniendo lo mas parecido que pude a una cara de jóven revolucionario secuestrado.

Para aclarar aquello tardaron varios dias, menos mal que me estaba buscando la policia desde que los instructores de mi formacion militar habian dado parte de mi desaparicion. Con dolor de su alma, pues en realidad preferian que yo me hubiera ido a Alaska antes que volver a cargar conmigo. Recuerdo que en el certificado de notas de ese curso en lo de Preparacion militar no escribieron ni bien, ni mal ni regular. Pusieron: Traidor, Desertor , y Comemierda.

No se nace «Gusano». Te hacen serlo.

Por mucho que traté de sumarme a la pachanga revolucionaria, nunca lo logré. Cada intento me salia peor que el anterior. Me apunté al Circulo de Interes de Geodesia y Cartografia y al ser preguntado frente a un mapa donde estaba la mitad occidental de la isla de Cuba, estornudé y por accidente puse el dedo en La Florida. Me botaron y ahora que lo pienso creo que mi respuesta no era incorrecta del todo.

Me expulsaron deshonrosamente de los Pioneros Exploradores (que eran una especie de Boys Scouts pero con hambre) solo por preguntar si habia merienda.

En la caminata de los 62 kilometros, tambien me perdí y despues de caminar un montón, me meti sin querer en una unidad militar donde no me dispararon de milagro. Alli fui confundido con un espia, me llevaron para 100 y Aldabó y cuando me soltaron, me tuve que ir andando hasta mi casa en la Habana Vieja. Al final, en vez de los 62 km, creo que hice como 75 y no me dieron ni medalla ni diploma.

Fui a un acto de repudio en la puerta de una embajada donde se habian metido unos a pedir asilo, y se formó una empujadera y una confusión que terminé del otro lado de las vallas y sali por la television, en el noticiero y en primer plano.

Me equivoqué de dia para las elecciones del Poder Popular y cuando llegué alli, habian puesto en la puerta el nombre y la foto de los tres unicos que no habian acudido a cumplir el deber revolucionario de ejercer el vóto : uno era el borracho y vagabundo del barrio, el otro resulta que despues se supo que se habia ahorcado, y en medio aparecía yo en una foto sonriente y con una camiseta del grupo KISS.

De verdad que hay cosas que cuando no están para uno mejor no insistir. Yo tengo un amigo que se llama Norberto y una vez dijo algo que definia muy bien por lo que he pasado:

“Yo quisiera ser como el Ché..., pero no puedo”

3 comentarios:

  1. jajajajajajaja... ahora mismo se me acaba de asomar la imagen de Norberto en medio de la selva boliviana... con un vueleeeeeeeeeeeeee :D :D :D

    ResponderEliminar
  2. y tremendo despiste. En lo que mas se acercaria a Ernesto es que tambien estudiaria Quechua en una region donde se habla Guarani... :)

    ResponderEliminar
  3. Pensaras que es mentira pero cuando comentas sobre la imagen que tienes de las marchas que veias solo por television o desde la ventana de tu casa, a mi mente vino la vista desde el estrecho balcon de casa de Norberto, y da la casualidad que al final lo mencionas a el, todo un personaje, no es cierto?

    ResponderEliminar